El derecho y la palabra son inseparables. El primero se alimenta del lenguaje en la medida en que son los argumentos, su exposición coherente y el diálogo que suscitan, conceptos esenciales para la justa aplicación de la legalidad.
Y es que uno de los pilares básicos del estado de derecho en las democracias avanzadas lo supone la estricta protección al derecho a la libertad de expresión. La contundencia de la ley sustituye así al poder amparado antaño en el uso de la fuerza, como instrumento único y duradero que garantice la armonía civil y social.
No son pocos los personajes de enorme relevancia histórica para el progreso de la humanidad que apuntaron ya en su época -remontándonos varios siglos atrás en el tiempo, en algunos casos- el papel determinante del derecho y la palabra como firmes contribuidores a la modernización y estabilidad de nuestra civilización. En Nosquedalapalabra.es nos proponemos recuperar algunos de estos testimonios capitales que nos ayudarán a comprender el binomio palabra-derecho como garante inequívoco de justicia y prosperidad.